sábado, 9 de febrero de 2013

Capítulo 1: ¿Un día cualquiera?

Es Lunes, amanece, anoche olvide poner el despertador, pero no importa, para eso estan los rayos de sol de frente que como de costumbre, me ciegan, puff madre mia, estoy fatal, anoche sali con unos amigos a tomarnos unas cervezas y creo que tomé alguna mas de la cuenta, que dolor de cabeza por dios...33 años y aun viviendo como un chiquillo, tengo que dejar de una vez este modo de vida, el cuerpo ya no responde igual...

Como siempre, me preparo el desayuno y Tayron, mi campeón -un pastor aleman de 2 años al que quiero como nadie- viene a mi encuentro a saludarme y a traerme el periódico, a veces pienso en los pobres chavales que tienen que pegarse el madrugón para repartir la dichosa prensa, total, para lo que tienen que decir, uno solo lee la maldita "politica del miedo", como desearia que nos dejaran a todos tranquilos viviendo en paz y sosiego, en fin, mundo de locos.

Despues de desayunar toca afeitarse y un buen baño, creo que para espabilarme mientras me ducho pondre un disco de mi ídolo, el gran bluesman Stevie Ray Vaughan, que forma de tocar y que sentimiento... ¡Levanta a un muerto amigo!

Ya con las energias recobradas y la resaca prácticamente desaparecidas, me dispongo a vestirme para irme al trabajo, soy arqueólogo y conservador en el Museo Nacional de Arte Sud-Centroamericano Pre-colombino, en otras palabras, soy el guardián de muchos objetos relacionados con las culturas Mayas, Incas, Aztecas y tribus menores, los cuales tienen un valor historico incalculable, si todo eso se perdiera puff, creo que el mundo ignora lo valioso de lo que crearon esas civilizaciones...

Bueno, sentimentalismos aparte, me dispongo a coger las llaves de mi viejo Chevrolet Camaro SS de 1968, una reliquia que me dio mi padre al cumplir los 18, el cual restauré, y esta como nuevo, es toda una experiencia conducir una joya de estas, piso el acelerador y rumbo a la autopista, me esperan unos cuántos Km hasta el museo...y justo al entrar en la autopista, me invade una sensacion extraña, como si algo rarete me espera al llegar alli, en fin, no hago mucho caso y sigo mi camino.

Llego al aparcamiento del curro, solo hay un sitio libre y veo que la arpía de Mrs. Johnson, -la secretaria, una cincuentona menopáusica amargada que no te pone una buena cara ni pidiendoselo de rodillas- Lo quiere para ella, asi que pego un acelerón y clavo mi maquina a la altura del hueco libre, lo cual seguramente habrá enfurecido a la cacatúa esta, pero como os estaréis imaginando...lo mismo me da -me descojono de lo lindo de ella al ver su cara-. 
Ya en mi oficina, compruebo que no hay mucho trabajo por hoy, lo cual agradezco, dadas las circunstancias en las que desperté, como para no, entonces aparece Mrs. Amargada -ya sabeis quien- y pensando que iba a acordarse de toda mi familia, solo me dice que tengo una llamada de una mujer que pregunta insistentemente por mi -¿Algun ligue de borracheras que quiera saldar cuentas? Dios mio, miedo tengo...-
Pero por suerte no, se trataba de una tal Christine Marsden, por su voz diria que mas o menos es de mi edad, al parecer dice tener un objeto que podría interesarme para el museo, y como soy el único que ha estado en excavaciones y sabe del tema, pues decido quedar con ella esta noche a las 9 en un cafe cerca de aqui, a ver que tiene para mi...


Se hace la hora, y parto hacia el Cafe Rothmann's, mas que un cafe parece el tipico bar Escocés, muy comodo, con grandes sofás y pareces entre mesa y mesa, lo cual garantiza un poco de intimidad, lo cual es de agradecer, cualquiera sabe. En ese momento recibo un SMS de Christine, diciendo que ya estaba llegando, que cuando entrara notaria que era ella, y creedme, vaya que si lo noté...
Era una pedazo de pelirroja natural, de ojos claros, gafas negras, pelo recogido, traje de secretaria -que buena esta por dios...a ver como diablos hago para que no se note lo cachondo que me ha puesto nada mas aparecer-
Me saluda, muy formal -yo ya estaba derritiendome- y nos sentamos, nos pedimos dos cafés largos, y en lo que nos los sirven empezamos a hablar.


-Ella: He oido que usted es un gran arqueólogo, especializado en las culturas americanas antiguas, ¿És así?
-Yo: Efectivamente señorita Marsden -me para: Llámame Christine, sin problema ninguno señor Allen, le devuelvo lo mismo: Jorn, llámame Jorn- estas culturas han sido una de mis grandes pasiones desde que era un crío, hé dedicado gran parte de mi vida a estudiarlas, asi que si, podriamos decir que estoy especializado en ello -en ese instante el camarero nos sirve los cafés-.
-Ella: Entonces quiza este objeto pueda servirle de interés -saca de su bolso un paquete, lo pone en la mesa, lo desempaqueto, y veo que es una estatua, toda la pinta que es Azteca, de obsidiana, como de una figura demoníaca sonriendo como si su mal se estuviera consumando, ellos hacian muchos grabados en obsidiana, la voy a poner hacia la luz a ver si aparecia algo mas y me golpea el brazo, me quedo pasmado- Disculpa por ser tan brusca, intenta no enseñarla mucho, tengo sospechas de que hay mas gente que anda detrás de esta estatua, no se con que intenciones ni que significado tiene, pero algo hay aqui, no es que sea supersticiosa, pero da que pensar.
-Yo: Tranquila, no pasa nada, se te ve nerviosa, trata de calmarte, si aqui hay algo, averiguaré que es -empieza a llover y veo a alguien detras de la ventana que desde que lo miro sale corriendo- ¿Quién era ese? parece que nos estaba espiando...
-Ella: Bah, no le des importancia, bueno, se hace tarde, debo irme, te doy la estatua, guardala con tu vida, cualquier cosa que necesites aqui tienes mi tarjeta.

-Yo: Espera, ¿En donde vives? ¿Tienes coche?
-Ella: -suspirando- No, y vaya lluvia que cae, vivo en Richmond Boulevard -la miro con ojos grandes-
-Yo: Eso esta a 10 minutos de mi casa, y con esta lluvia...ven conmigo que te llevo, asi podremos hablar algo mas -me mira con ojos brillantes, parece que esta a punto de tirarse encima...mejor que no lo haga, que con lo que me pone se me va a notar lo que no quiero que se note...-
-Ella: Em...muchísimas gracias, de verdad, no se como agradecertelo
-Yo: No es nada, venga, voy a pagar, invito yo.


Salimos disparados hacia el coche, nos montamos, y salimos, se le ve cansada, hasta el punto que se queda dormida en el coche, es tarde, lo entiendo...mientras no paro de pensar que habrá en esa estatua, creo que esa sensacion rara de esta tarde estaba justificada...en fin, cuando llegue a casa a descansar, y mañana será otro día para comenzar a investigar...

¿Sabéis que es lo bueno de tener a una tía buena frita en el coche? Que puedes observarla y contemplar lo lindas que son las chicas cuando estan asi, a uno le dan ganas de parar y comenzar a acariciarla...¡Pero que diablos pienso! Mejor seguir conduciendo, ya se vera, creo que no sera la ultima vez que nos veamos...

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